Descubriendo los misterios de la Mona Lisa
Si la semana pasada en Llob3 os hablábamos de la cultura con motivo del premio que recibió el Museo del Prado de Madrid. Y esta semana otra noticia nos hace retomar secretos de museos. Ayer La Gioconda ocupaba las principales noticias de cultura: las Excavaciones en el exconvento de Santa Orsola en Florencia.
El retrato más famoso del mundo
El artista del Renacimiento Leonardo Da Vinci trabajó el cuadro de la Mona Lisa entre 1503 y 1519. Francisco I de Francia adquirió la obra a principios de ese mismo siglo y, por eso, es propiedad del Estado Francés y se exhibe en el Museo del Louvre de París.
Se trata de un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53 centímetros. Los expertos en arte lo consideran el ejemplo más logrado de la técnica más característica de Da Vinci: el sfumato. Para garantizar su mejor preservación no sólo se revisa constantemente, sino que además el cuadro se encuentra protegido por múltiples sistemas de seguridad y ambientado a temperatura estable.
Los misterios de la obra van más allá de lo concebible desde el punto de vista artístico por la técnica y la belleza. Sufrió un robo en 1911, se han hecho reproducciones, ha sido inspiración para otros artistas y objeto de parodias. Quizá todo esto hace que millones de personas lo visiten anualmente.
La tumba de la Gioconda
La prueba del carbono 14 revela con “muy alta probabilidad” que se trata de la tumba de la Mona Lisa y, según fuentes oficiales, la investigación concluirá con la reconstrucción del rostro de la mujer a partir del cráneo. La sepultura corresponde a Lisa Gherardini del Giocondo, más conocida como la Mona Lisa. Silvano Vinceti explica que aún están a la espera de confrontar el ADN, pero que la prueba del carbono 14 junto con los documentos históricos sobre los últimos años de la vida de la Mona Lisa ponen en evidencia que, con un elevado porcentaje de probabilidades, se trata de la protagonista del cuadro de Da Vinci.